El desarrollo de la Flexibilidad mental.
Toda transformación presupone un aprendizaje. El aprendizaje solo es posible cuando nuestra mente permanece abierta y receptiva a lo nuevo. Solo aprende el que puede percibir lo nuevo superando sus prejuicios, y resistencias, desarrollando una mente de aprendiz, como si fuése nuevamente un niño.
Esta flexibilidad de mente tiene que ver con crear espacio y silencio interno para que la nueva información y las nuevas prácticas alimentarias y emocionales se enraízen y den sus frutos. Esto implica poner en suspenso nuestros juicios o resistencias hacia lo nuevo a medida que se van presentando. Te suena familiar pensamientos como “si no como harina por la mañana me voy a sentir débil todo el día!”, “yo sin fruta no puedo vivir!”, "odio la palta!".
Este tipo de juicios provienen de ideas y experiencias que tomamos como verdades absolutas, y que se formaron en el pasado y nos trajeron hasta aquí. Si queremos avanzar tenemos que dejarlos atrás. Recordemos la definición de Einstein de locura: "Locura es seguir haciendo lo mismo de siempre esperando obtener diferentes resultados". La flexibilidad implica declarar que "estoy abierto al cambio y que no importa lo que hice hasta ahora, de ahora en adelante estoy dispuesto a hacer cosas diferentes".
Esta transformación puede doler, traer angustia e incertidumbre simplemente porque lo nuevo no es habitual por lo tanto requiere de energía extra, no estamos actuando en nuestra zona de confort.
Persistiendo en una actitud de apertura y flexibilidad poco a poco la angustia ante lo nuevo y las resistencias se van disolviendo volviendose el camino más cómodo y familiar.
Tips para entrenar la flexibilidad:
1. Trabajar con afirmaciones para abrir la mente.
Cada vez que nos pesquemos resistiéndo y enjuiciando las nuevas prácticas alimenarias podemos usar afirmaciones que nos ayuden a conectar con una mirada más amplia. Las afirmaciones ayudan a dar firmeza y fortalecer las nuevas pautas y a soltar aquellas pautas de comportamiento que ya no nos sirven.
Podemos decirnos… “Dejo ir mi vieja programación, soy un aprendiz y me abro a lo nuevo, estoy dispuesto a poner energía extra para hacer cosas diferentes”.
Así poco a poco vamos transformando nuestra mente vieja y cerrada en una mente joven y flexible.
2. Ten presente tu visión de futuro.
Recuerda el motivo por el que estás haciendo estas nuevas prácticas alimentarias. Piensa como te quieres ver en el futuro, imaginate con detalles: donde estas, como es tu vestimenta, con quien estas. Piensa en la nuevas cosas que podrás hacer cuando realices tu visión, como tu vida mejorará en otros aspectos. Actúa hoy, en tu presente, como si ya fueses aquella persona que sueñas ser.